Consejos expertos: ¿Por qué mi bebé no quiere comer?
¿Te enfrentás al desafío de que tu bebé rechaza la comida? Encontrá respuestas y consejos para el problema de 'mi bebé no quiere comer'. ¡Descubrí soluciones aquí!
Descubrí las razones por las cuales tu bebé no quiere comer y aprendé cómo incentivar su apetito con estos consejos.
Los padres siempre buscan el bienestar de sus hijos y en el proceso de crianza enfrentan muchas situaciones que ponen a prueba la paciencia, generan angustia e intranquilidad. Una de ellas es: la hora de comer.
Es común que se tengan ciertas expectativas en la alimentación de los niños: los padres esperan que tengan sus mismos gustos, que coman adecuadamente, y es ahí donde aparece la frustración, lo que puede empeorar la situación.
En este artículo queremos contarte cuáles son las razones principales por las que los niños no quieren comer, qué hacer en esas situaciones y algunos consejos para incentivar el apetito.
10 razones por las que mi hijo no quiere comer
- Cambios alimenticios no adecuados: proporcionar a los niños alimentos altos en azúcares y grasas puede ser perjudicial para su salud, ya que no brinda suficiente variedad de nutrientes y puede provocar aversión a ciertos alimentos, como las verduras.
- Monotonía en su dieta: la falta de variedad en colores, texturas y sabores en la dieta puede llevar a que el niño se aburra de la comida y la rechace.
- Sobreprotección o complacencia: ser demasiado estricto con horarios, porciones y tipos de alimentos puede resultar agotador para el niño. Por otro lado, la permisividad excesiva puede difuminar los límites establecidos por los padres, dando lugar a caprichos y conductas manipuladoras.
- Nuevos hábitos: cambios importantes en la vida del niño, como la llegada de un hermanito, el inicio de la escuela, cambios de cuidadores, mudanzas o la reincorporación al trabajo de los padres, pueden afectar sus hábitos alimenticios.
- Uso de elementos electrónicos: el exceso de entretenimiento con dispositivos electrónicos puede generar distracción durante las comidas, haciendo que el niño prefiera la diversión de la pantalla sobre la comida.
- El club del plato limpio: obligar a los niños a comer más allá de sus preferencias y necesidades puede dar lugar a problemas alimentarios.
- Malestares de salud: enfermedades como gripes u otras afecciones pueden disminuir el apetito de los niños.
- Bullying: experiencias negativas en la escuela, como burlas o situaciones difíciles, pueden afectar negativamente los hábitos alimenticios de los niños.
- Modelos: los niños aprenden principalmente por imitación, por lo que observar que sus padres o hermanos no están presentes en la mesa o tienen otras actividades durante la cena puede restar importancia a ese momento.
- Atención: es esencial prestar especial atención a los niños durante las comidas, ya que buscamos que se nutran adecuadamente, desarrollen conciencia sobre los alimentos que consumen y compartan momentos especiales en familia.
Consejos para incentivar el apetito de los bebés
Hacer de la comida un momento agradable, sin prisas y lleno de felicidad, es vital para despertar el interés del pequeño. Por eso, tener en cuenta sus gustos, comprender cuándo está satisfecho y asegurarse de que se alimente de manera equilibrada siempre será esencial.
No siempre es motivo de preocupación si el niño no tiene ganas de comer en ciertos momentos. Los padres deben comprender que hay momentos para todo. Sin embargo, si esta situación se vuelve recurrente, lo más recomendable es consultar con el pediatra para obtener orientación y asegurar el bienestar del niño.
- No te rindas si a tu hijo no le gusta un alimento; tampoco lo fuerces. Permítele darle segundas oportunidades a ciertas comidas. Recordá que se determina que un alimento no le gusta hasta después de 13 intentos.
- Respetá y entendé las decisiones del niño. Dale su espacio y la capacidad de determinar sus acciones.
- Establecé un horario y espacios para la comida, pero con flexibilidad (los límites deben ser firmes, pero ningún extremo es bueno).
- Compartí en la mesa con la familia.
- Prepará platillos llamativos, estimulando sus capacidades cognitivas. Esto también le ayudará a ver el momento de comer como un espacio de diversión y aprendizaje.
- Evitá forzar, engañar o chantajear. Entretenerte con el niño fingiendo un juego para obligarlo o darle una recompensa por comer son prácticas poco saludables.
- Leches de crecimiento o especialmente creadas para cada etapa del desarrollo del pequeño pueden ser aliados excelentes. Al estar fortificadas con vitaminas, minerales, probióticos y DHA, ayudan a asegurar muchos de los nutrientes clave en la dieta del niño.
Problemas de alimentación en bebés
Sí, es cierto que incluso cuando un bebé solo toma leche materna, puede experimentar diversos problemas debido a un estómago sensible. A continuación, te menciono algunos de los problemas de alimentación más comunes durante los primeros meses de vida:
Cólico
El cólico del lactante es más común de lo que algunas personas pueden pensar. Aproximadamente el 30% de los bebés lo padecen, y suele manifestarse entre la semana 2 y 4, pudiendo extenderse hasta el cuarto o quinto mes de vida. Los bebés que sufren de cólicos lloran aparentemente sin motivo aparente, y puede resultar difícil consolarlos. Es un desafío para los padres, pero generalmente mejora con el tiempo a medida que el sistema digestivo del bebé madura.
Malestar estomacal y gases
La relación entre la inflamación del intestino y la acumulación de gases es estrecha, ya que la inflamación puede generar incomodidad y dolor en tu pequeño. La acumulación de gases puede ser consecuencia de una mala postura durante la lactancia, lo que provoca que el bebé trague aire mientras se alimenta. Por ello, es importante corregir la postura durante la alimentación y estar atentos a cualquier síntoma que pueda indicar molestias en el bebé. Mantener una postura adecuada y facilitar la eliminación de gases puede contribuir a reducir el malestar intestinal del pequeño.
Reflujo
Si tu bebé regurgita un poco de leche después de las tomas y no muestra otros signos o síntomas de malestar, puedes estar tranquila. La mayoría de los bebés experimenta esto debido a diversos factores, como comer rápido, tragar aire durante la alimentación o la inmadurez digestiva. Por lo general, este comportamiento tiende a mejorar alrededor de los seis meses, a medida que el sistema digestivo del bebé se desarrolla y madura. Es importante observar si hay otros signos de malestar o si la regurgitación se vuelve más frecuente para determinar si se necesita atención adicional.
Vómito
Es crucial que puedas distinguir entre el vómito y las ocasiones en las que tu bebé simplemente regurgita un poco de leche. La diferencia más notoria es que en el vómito la cantidad de leche es mayor y suele ir acompañado de un esfuerzo en el estómago del bebé; en cambio, el reflujo no implica un esfuerzo evidente. Hay diversas razones por las cuales un bebé puede vomitar, que van desde alergias alimentarias hasta la Enfermedad del Reflujo Gastroesofágico (ERGE). Si observas que el vómito es recurrente o si tienes preocupaciones sobre la salud de tu bebé, es recomendable buscar la orientación de un profesional de la salud para obtener un diagnóstico preciso y un plan de manejo adecuado.
Diarrea
En los primeros meses es normal que las deposiciones de los bebés cambien, y es crucial que los padres estén atentos a estos cambios para identificar posibles problemas de salud. En el caso de la diarrea, una característica común es que el bebé hace del baño más veces de lo normal y que las deposiciones pueden tener un olor inusual y diferente. Además, las heces suelen ser más líquidas en comparación con las deposiciones normales. Si se observa que la diarrea persiste o se acompaña de otros síntomas preocupantes, es fundamental consultar con el pediatra para recibir orientación y tratamiento adecuados.
Estreñimiento
Durante los primeros meses, es común que los bebés tengan muchas deposiciones y que la frecuencia disminuya a medida que crecen. Sin embargo, es esencial tener en cuenta que esto no necesariamente indica estreñimiento. Para considerar que un bebé tiene estreñimiento, debe experimentar dolor al hacer del baño y sus deposiciones deben ser duras y secas.
Es importante reconocer que muchas de estas variaciones en las deposiciones son normales en cierta medida para todos los bebés. No obstante, es crucial estar atentos a todos los signos y síntomas para descartar cualquier enfermedad o condición subyacente. Si hay preocupaciones sobre la salud intestinal del bebé, se recomienda consultar con el pediatra para obtener una evaluación y orientación adecuadas.
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