Los poderes mágicos de las canciones de cuna
Si te gusta cantar y eres aficionada a hacerlo, tu bebé será un público excelente y tu mejor fan. ¡Serás su ídolo! Así que, no lo dudes, ponte a cantar.
Aunque hace mucho o nunca hayas cantando una canción para niños, te encontrarás haciéndolo ante un bebé nervioso que llora y no se calma con nada, empezarás a cantar algo así: "duérmete niño, duérmete ya...". De repente, todo esto tendrá un efecto positivo sobre ti, ya que te sentirás más tranquila y, poco a poco, el bebé también se tranquilizará.
¿Los bebés saben de música?
¡Probablemente sí! Toda la vida los humanos han cantado canciones a los más pequeños para tranquilizarlos y ayudarles a dormir. Todos tenemos en nuestro interior capacidades musicales innatas aunque no hayamos recibido una formación específica.
Se ha demostrado que un niño de 9 meses es capaz de percibir una nota desafinada en una secuencia musical repetitiva. Los niños son sorprendentemente precoces a la hora de percibir el contenido emocional de la música. Durante la infancia, muestran alegría, tristeza o cólera hacia la música de su cultura. Todo esto está relacionado con su percepción de la voz humana: al hablar con una entonación positiva, le comunicamos al bebé un estado de ánimo positivo. Para recalcar esto, está demostrado que los bebés son más sensibles a una voz que les habla en una lengua extranjera pero de forma maternal, es decir, con un tono adaptado a ellos, que a una voz que les habla en su lengua materna pero de forma adulta.
Además, las canciones de cuna adoptan patrones musicales que se igualan a la entonación específica que usamos para dirigirnos a los bebés. Estos pueden ser el tatareo, las repeticiones de sílabas, los diminutivos, las onomatopeyas y las sílabas sin significado. Además, el ritmo de las canciones de cuna suele acompasarse al del pulso.
Cuando cantamos para nosotros, no lo hacemos de la misma forma que cuando lo hacemos para los niños. En estos casos, adoptamos un ritmo más lento, un tono de voz más agudo y lo hacemos con más entusiasmo.
Niños y mayores ¡las canciones de cuna son para todos!
El objetivo de las canciones de cuna es tranquilizar el llanto y provocar sueño. En los adultos nos provoca un impacto positivo, al liberar nuestras tensiones y, como consecuencia, tranquilizamos al bebé. Las canciones infantiles son como un tambor que marca el ritmo, algo así como una canción de trabajo. Hacerse cargo de un bebé es uno de los trabajos más difíciles del mundo, hacerlo cantando resulta positivo para todos: el bebé está alegre y el adulto, relajado.
Cantar nos permite quejarnos de las tareas más difíciles y de las exigencias infinitas de los bebés, sin dejar de estar de buen humor.
Los poemas de la infancia
Las canciones de cuna y las infantiles constituyen el primer lenguaje poético de la infancia. Este conjunto de palabras, sílabas y consonantes generan un vínculo con las emociones, alegrías, momentos únicos, etc. Son palabras que no están asociadas a ningún significado en especial ni a ningún objeto. De hecho, es todo lo contrario a lo que hacemos cuando repetimos palabras para que los bebés asimilen el lenguaje.
Gracias a estas canciones los niños aprenden que el lenguaje no describe únicamente los objetos que les rodean, sino que tiene una dimensión poética, imperceptible, irracional, irreal, etc. Además, seguro que algunas de estas palabras que carecen de sentido para los niños o que ellos interpretan a su manera, se quedan grabadas en su memoria. Con el paso de los años, una melodía o un comienzo de frase puede hacer resurgir en nuestro interior emociones olvidadas, recuerdos del pasado y todo un universo encerrado dentro de una expresión casi mágica.
Artículos relacionados