Soluciones efectivas para problemas de la lactancia materna
Descubrí cómo superar los problemas de la lactancia con estrategias efectivas y apoyo especializado. ¡Encontrá soluciones aquí!
La lactancia no siempre sucede de forma natural, pero con un poco de práctica puede volverse más fácil. Probá estos sencillos pasos para ayudarte a enfrentar los problemas de lactancia.
Desde pezones agrietados hasta mastitis, seguro habrás escuchado de las complicaciones que se pueden llegar a presentar durante la lactancia. Aquí te contamos cuáles son y cómo prevenirlas.
Sentir que tu bebé no se llena
Puede parecer que tu bebé no se llena porque está pidiendo tomar pecho con bastante frecuencia o hace tomas que parecen extenderse durante mucho tiempo. Esto es completamente normal en una lactancia a libre demanda (llegando a ser de 8 a 12 tomas por día al principio), y lo podrás ver porque tu bebé se muestra relajado y satisfecho, algunas veces desde mitades de la toma, otras veces se muestra así hasta el final cuando se suelta.
Más que saber qué tanta leche necesita tomar tu bebé, se recomienda monitorear que moje de 6 a 8 pañales con pipí al día y que esté logrando sus hitos de crecimiento y desarrollo cuando lo lleves a sus revisiones mensuales con el profesional de la salud.
Baja producción de Leche Materna
Cuando tu bebé nace, su estomaguito es del tamaño de una cereza, por lo que el volumen de calostro que necesita se satisface con gotitas por cada toma. Conforme él va creciendo y vas promoviendo la lactancia a libre demanda, tus senos se van adecuando al volumen de leche materna que tu bebé puede llegar a requerir (a veces incluso puedes producir un poco de más). Ante la duda de si tu volumen de producción de leche es bajo, lo más recomendable es consultar con un tu profesional de la salud o con un especialista en lactancia, como una asesora de lactancia.
Crisis de que debes conocer
Después de que tu bebé nace inicia una nueva experiencia: la lactancia materna, la cual es un proceso que tanto tu bebé como tú, deben aprender juntos. Un ejemplo es cuando te acostumbras a que tu bebé tenga un ritmo de demanda y de repente empieza a pedir leche más seguido y simplemente no entiendes las razones, a esto se le llaman crisis de lactancia, crisis de crecimiento o brotes de crecimiento.
Estas crisis de lactancia aparecen en edades específicas, y si sabés de qué se tratan, podrías detectarlas con facilidad para superarlas y no caer en la desesperación.
Rechazo de tu bebé al seno materno
Puede que tu bebé en algún momento muestre rechazo por el seno materno, sobre todo cuando ya tiene mucha hambre. Esto llega a suceder cuando no llegamos a detectar sus señales de hambre con anticipación, lo que hace que tenga poca paciencia para comenzar a sentir que sale tu leche. También hay bebés que muestran rechazo por el seno materno por lo que se conoce como “Confusión de pezón”, lo cual significa que prefieren la tetina de una mamila o de un chupón (que en algún momento probó durante el primer mes de vida).
El síndrome de confusión de pezón se puede corregir con paciencia y persistencia de tu parte por ofrecerle sólo el seno materno hasta que se vuelva a acostumbrar a él. Otra razón que puede generar que tu bebé muestre rechazo al seno materno es porque tiene algún malestar corporal que requiere ser atendido, desde sacar el aire, hasta cólicos u otros malestares.
Senos congestionados
Es normal que durante las primeras semanas de la lactancia tus senos se muestren muy llenos antes de cada toma. Si están demasiado congestionados, pueden mostrarse duros y generarte incomodidad, al igual que dificultar un poco el agarre para que tu bebé comience a tomar leche materna.
Para ayudarte a comenzar la toma, podés aplicar compresas frías, masajes circulares y usar un extractor de leche materna extrayendo un poco de leche, solo para aligerar la presión que no permite que tu bebé logre tomar el seno fácilmente, no para vaciarlos.
Lo más recomendable para prevenirlo es asegurar que tu bebé esté tomando pecho frecuentemente (por lo menos cada 1.5 a 2 horas en las primeras semanas), y que cada toma sea lo más extendida posible para que tu seno sea vaciado y pase de lleno y duro a blando y relajado.
Dolor al amamantar
La lactancia no debe doler, ni en el pezón, ni en la areola ni en cualquier otra parte del seno, antes, durante o después de la toma. Si tenés dolor al amamantar, es importante que acudas a la brevedad con un profesional de la salud capacitado en lactancia o a una asesora de lactancia, para que revisen la causa del dolor.
Cuanto antes sea revisada y atendida la causa del dolor, más rápido se podrá llegar a una solución que no permita que interrumpas tu lactancia. Preguntá a tu profesional de la salud acerca de las soluciones de Nestlé para prevenir el dolor durante la lactancia.
Obstrucción de conductos
En ocasiones puede llegar a obstruirse un conducto en tu seno, la principal forma de atenderlo es promoviendo que tu bebé continúe amamantando directamente de ese seno para ayudarte a destaparlo. Si adicionado a la obstrucción presentas coloraciones rojas en partes de tu seno, protuberancias o fiebre, es importante acudir a tu profesional de la salud sin dejar de vaciar tu seno con la ayuda de un extractor.
Para prevenir la obstrucción de conductos, se recomienda tratar de lograr que tu bebé te ayude a vaciar los senos en cada toma. También ayuda variar las posiciones en las que tu bebé toma pecho, para que pueda jalar con mayor facilidad la leche materna en diferentes ángulos alcanzando mejor todos los conductos.
Pezones aplanados, adoloridos, agrietados o con sangrado
Cuando tu pezón queda lastimado por amamantar, es importante que sea revisada por un especialista la técnica de agarre con la que vos y tu bebé se están acomodando para cada toma. Muchas veces estos malestares pueden disminuir considerablemente al corregir esta técnica, cuidando que tu bebé esté succionando en la zona de la areola con la boca bien abierta y no directamente en el pezón.
A veces, el uso de accesorios y productos puede ayudar con la recuperación, pero estos deben prescribirlos por el especialista para dar instrucciones precisas de cómo y cuándo usarlos. Si la técnica de agarre es adecuada, tu especialista valorará cómo tu bebé succiona y te comentará si hay algo que necesite corrección a través de ejercicios o que requiera intervención, como una frenilectomía (liberación del frenillo sublingual corto).
Si la valoración motora de succión de tu bebé resulta aprobatoria, pero seguís con molestias, tu especialista te indicará si se trata de alguna alteración microbiana que requiera tratamiento. Para prevenir este tipo de molestias, lo más recomendado es practicar una técnica de agarre correcta, junto con el acompañamiento constante de tu especialista para ir detectando signos tempranos que se puedan detener antes de volverse complicaciones para vos.
Perlas de leche
Las perlas de leche son pequeñas calcificaciones propias de la leche materna que se llegan a formar gracias a traumatismos o bacterias, generalmente se ven entre las capas de la piel de tus pezones. Suelen ser muy dolorosas y visibles en tu pezón, como puntos blancos brillantes.
Con la ayuda de la succión continua de tu bebé, o mediante el drenaje realizado por tu profesional de la salud junto con un tratamiento, las perlas de leche pueden tratarse hasta mejorar y/o que desaparezcan.
Mastitis
La mastitis es una de las complicaciones más severas y dolorosas de la lactancia, ya que es una infección bacteriana que se puede presentar en las glándulas mamarias o en los conductos que las conectan. Se suele identificar porque se manifiesta con abultamientos, dolor y/o calor zonificado en el seno, congestionamiento, coloraciones rojas y/o fiebre y escalofríos en la madre.
Lo que puede llegar a ocasionar la mastitis son varias de las complicaciones ya mencionadas arriba: una técnica inadecuada de agarre, senos congestionados, obstrucción de conductos, grietas o sangrados en los pezones, así como la presencia de agentes patógenos en el seno materno que previenen que el microbiota mantenga al seno saludable.
Para prevenir la mastitis, se recomienda contar con una técnica adecuada de agarre, asegurar que en cada toma se vacíen los senos y variar la posición en la que acomodas a tu bebé para amamantar; también se recomienda tomar medidas adecuadas de cuidados e higiene, así como el consumo de probióticos específicos para la lactancia que puedan contribuir a mantener la salud de tus senos.
Confusión del pezón
Cuando un bebé es alimentado con biberón los primeros días de vida, no aprende a succionar, sino que muerde el chupón y regula el flujo tapando la punta del chupón con la lengua; cuando hacen esto con el pezón, además ser doloroso para la mamá, provocan que se salga de su boquita molestándolos y haciéndolos llorar, así que, en la medida de lo posible, evitá el uso de biberones y chupones.
Crisis de lactancia entre los 15-21 días de nacidos
Pensarás que tu bebé ya tiene un ritmo en su alimentación, pero en la tercera semana experimenta la primera crisis: quiere comer con mucha más frecuencia. Puede parecerte que está tan satisfecho que saca el aire con un poco de leche, sin embargo, quiere seguir pegado al pecho.
La razón: necesita aumentar la producción de leche de su mamá porque está creciendo. Pero no te preocupes, una vez que lo logre, volverá a hacer tomas más espaciadas.
Crisis de las 6 o 7 semanas de nacido
El pequeño requiere más cantidad de leche, por lo que aumenta el número de tomas. También puede estar inquieto, jalar el pezón, llorar sin soltar el pecho, arquear la espalda y tensar las piernas porque también cambia el sabor de la leche materna. Se vuelve más salada. Después vuelven a su ritmo normal.
A los tres meses
Es la crisis más delicada y compleja, puede tardar hasta un mes en superarse y adicional es cuando muchas madres regresan a trabajar. El bebé realiza tomas muy espaciadas y sólo se tarda algunos minutos en alimentarse, es decir, pareciera que come menos en poco tiempo, aparentando que no tiene hambre o que te estás quedando sin leche. También puede comer de forma intranquila, jalando y soltando el pecho al principio de la toma. Pero, tranquila, es que la lactancia se ha instaurado completamente y la producción se ajusta a la demanda del bebé y no se produce al alza, como al principio de la lactancia.
A los 12 meses
A esta edad el bebé ya combina la lactancia con la alimentación, sin embargo, a partir del año el crecimiento del bebé se desacelera, es decir el ritmo acelerado que tenía antes ahora es menor, por lo que puede bajar su preferencia por los alimentos, y por lo tanto incrementar sus tomas de leche. Pero todo vuelve a la normalidad entre los 15 y 18 meses.
A los 24 meses
En caso de que continúes con la lactancia, tu hijo te pedirá más leche materna, es decir con más frecuencia que antes, ya que está en el proceso de ser independiente y necesita sentirse seguro y con el confort de la madre, aunque es común que solo sean pequeñas tomas. Pero como todos pasará en breve.
Las crisis de lactancia son pasajeras, pero tenés que estar tranquila para ayudar a tu pequeño en estos momentos en que está conociendo y escuchando su cuerpo. Si tú estás relajada y feliz, tu hijo también lo estará.
Es importante que tú también disfrutes este momento de lactancia por lo que recomendamos prevengas ciertos problemas comunes que hoy en día existen como la mastitis o inflamación del seno materno. Pregunta a tu doctor por suplementos con probióticos L. Fermentum que pueden ayudarte a prevenirlo.
Evita dolores y fisuras durante la lactancia
A veces, amamantar no resulta tan fácil al principio, y eso por eso que te comparto estos consejos para evitar dolor y fisuras en los pechos, y así poder tener una lactancia exitosa.
- Un buen agarre: Este es el punto clave del éxito. Un buen agarre significa que el pezón y casi toda la areola se encuentren dentro de la boca del bebé. Sus labios se ven hacia afuera y su barbilla debe tocar el pecho.
- Prueba diferentes posturas: Si tu bebé te está lastimando, intenta cambiar de postura. Existen varias, entre ellas está la de cuna, la de cuna cruzada, la de balón de americano y la acostada.
- Tu leche es la mejor cura: La leche materna tiene propiedades curativas. Después de cada toma exprime una gota de leche y úntala alrededor de tu pezón, después déjala que se seque. Intenta quedarte un rato con el pecho al aire.
- Utiliza protectores suaves: Usa unos protectores que sean reusables o desechables entre tu sujetador y tu pecho. Esto ayudará a que la fricción de tu piel con la tela no te siga lastimando y la herida se cierre más rápido.
¿Cómo enfrentar los problemas de la lactancia?
- Asegurate de que el bebé chupe bien el pezón, su boquita tiene que cubrir más la aureola en la parte de abajo que en la de arriba. Para saber más, leé sobre la técnica correcta para amamantar acá.
- Hablá con tu partera o médico si sentís dolor al amamantar. Puede ser que el bebé no esté chupando bien el pezón.
- Probá rozar el labio de arriba del bebé contra tu pezón para que abra la boca.
- Entre las comidas, usá crema para pezones o leche materna para aliviar cualquier dolor o resequedad.
- Usá compresas tibias si tenés conductos obstruidos. Consultá a tu partera o médico para más consejos.
- Si tenés mucha leche o los pechos hinchados, sacá leche a mano antes de darle de comer al bebé.
- Si los pechos están hinchados, dale de comer al bebé más seguido.
- Desde que empezás a amamantar, dale de comer al bebé tan seguido como puedas para aumentar la producción de leche: a más demanda, más producción.
- Si los pezones invertidos están causando problemas, hablá con tu partera o médico.
- Si los pezones invertidos están complicando la succión, usá la bomba de lactancia antes de amamantar.
- Si el bebé se duerme mientras come, pegalo al pecho más lleno para una alimentación más eficiente.
- Si tu bebé se queda dormido apenas empezás a alimentarlo, hacéle cosquillas en los pies.
- Si te saltás una toma, usá almohadillas. Los pechos tardan en reaccionar.
- Si tenés mastitis, consultá a tu médico y se recomienda darle de comer al bebé más seguido o sacarte leche para evitar congestión del pecho materno. Para más consejos, leé las 8 formas de prevenir la mastitis.
- Si pensás que tenés mastitis o dolor en el pecho, consultá a tu médico.
- Hablá con tu médico o consejera de lactancia si sufrís de reflejo de eyección doloroso.
- Si tu reflejo de eyección o de salida de leche es muy rápido o si el bebé parece estar incómodo durante las tomas, probá distintas posiciones. Echá un vistazo a nuestra lista de distintas posiciones para lactar.
- Recordá que los problemas de lactancia deberían disminuir con el tiempo.
Sentirte a gusto con la lactancia lleva su tiempo y práctica. Tratá de hacerlo en un lugar tranquilo y sin distracciones, mimá al bebé y fomentá el contacto piel con piel; según la UNICEF, esto puede favorecer una lactancia exitosa.
Aunque esta es una lista exhaustiva de las complicaciones y crisis en la lactancia, la mejor manera de prevenirlas es buscar orientación de un profesional de la salud con conocimientos en lactancia y/o de una asesora de lactancia. Esto es ideal desde que decidís amamantar, para que, con su guía, te prepares de todas las formas posibles para lograr una lactancia exitosa y sin complicaciones.
¡No te olvides limpiar las encías de tu bebé, aunque todavía no le hayan salido los dientes!
Claro que sí. Así como es importante la higiene externa para un recién nacido, la higiene oral para tu bebé debería ser una prioridad, incluso si aún no tiene dientes. Una buena práctica es crear el hábito de limpiar sus encías con una gaza o un pedazo de tela húmeda durante el baño o después de cada toma de leche. Simplemente rodeá tu dedo índice con la gaza o el trozo de tela y masajeá suavemente las encías de tu bebé.
No es necesario usar pasta dental ni ningún otro producto para limpiar las encías de tu bebé, tampoco hace falta un cepillo. Si no te sentís cómoda con la gaza, hay productos de plástico diseñados especialmente para limpiar las encías del bebé, con texturas que proporcionan un suave masaje y dejan una sensación agradable después de cada limpieza.
Las bacterias que se forman en la boca de tu bebé no suelen dañar las encías, pero no tomará más medidas preventivas antes de que le salgan los dientes, ya que las caries son comunes cuando los niños empiezan a crecer.
Acostumbrar a tu bebé a mantener la boca limpia como parte de su rutina diaria facilitará la transición al cepillado dental cuando le salgan los dientes más adelante.
Cuidado de tus senos durante la lactancia
Tu hijo no necesita de ningún equipo en particular a la hora de la lactancia porque tus senos siempre están "listos para usarse", no importa el lugar y momento. Sin embargo, durante la lactancia materna, ciertos artículos pueden ser muy útiles en tu día a día con el fin de ayudarte a cuidar de tus senos y hacer que la lactancia materna sea más práctica. ¿Quieres conocer más detalles?
Bra de lactancia
Contrario a la creencia popular, la lactancia materna no tiene necesariamente un efecto perjudicial en tus senos. Un pecho con buen sostén, ¡no perderá nada de su atractivo! Pero eso sí, es importante que inviertas (o pidas de regalo) un par de brasieres de lactancia (con dos siempre tendrás uno de repuesto), los que proporcionan excelente soporte para tus senos que aumentarán de tamaño.
Otra ventaja es que, por lo general, se abren de enfrente, lo que te facilita acceder a tus pechos sin tener que quitar demasiada ropa cada vez que alimentes a tu bebé.
Nuestros consejos para comprar un bra de lactancia:
- Si planeás comprar un bra de lactancia antes del parto, es recomendable que esperes hasta tu tercer trimestre de embarazo. Esto permitirá que tus lolas alcancen su máximo tamaño, que muy probablemente seguirán creciendo incluso después del parto.
- Si decidís comprarlo después del nacimiento, esperá a que la leche haya bajado (esto también aplica en el primer caso). Buscá el tamaño adecuado, teniendo en cuenta que es probable que aumentes una talla (por ejemplo, de copa B a C). Asegurate de medirte y probarte el corpiño en tiendas para verificar que no apriete en la espalda y brinde el soporte necesario.
- Algunos modelos no tienen varillas, mientras que otros cuentan con varillas flexibles. La elección depende totalmente de vos, lo importante, por supuesto, es que te sientas lo más cómoda.
- Optá por un bra de algodón porque será más suave tanto para vos como para la piel del bebé. Además, los de este material son más resistentes y se pueden lavar a altas temperaturas para una máxima higiene. Hay algunos modelos muy atractivos y prácticos, también existen los de tejidos sintéticos, sin embargo, depende de si sos o no sensible a la fricción de ciertas telas. Depende mucho de tu piel y de tus gustos.
- Buscá tirantes anchos, especialmente si tus lolas crecieron más de dos tallas (por ejemplo, antes eras A y ahora estás en C) porque necesitás un soporte más eficaz.
- Prestá especial atención a cómo se abre la copa, ¡debe ser lo más fácil del mundo! Tenelo en cuenta porque pensá que vas a necesitar una gran destreza para alimentar a tu bebé ¡abriendo el broche con solo una mano!
Unos tips extras
- Comprá un sostén blanco y uno negro, así se verán discretos bajo una camisa blanca o un top negro.
- Podés usar tu bra tanto de día como de noche, especialmente al principio. Por tanto, ¡la comodidad es muy importante!
- Hoy en día, ya hay modelos muy lindos en el mercado. Solo porque estás amamantando no significa que tu corpiño deba ser 100% simple y funcional.
Protectores de lactancia
Estos discos redondos y suaves recogen el exceso de leche que tus senos producen durante las primeras semanas. Son muy útiles para evitar manchas en la ropa que aparecen entre las tomas.
Cambiálos con regularidad para evitar que tus pezones se mantengan húmedos, lo que puede llevar a dolorosas fisuras. Podés elegir entre dos tipos, dependiendo de si los cambiás rápido o no: desechables y lavables. Tratá de tener siempre algunos a mano para que estés tranquila.
Copas recolectoras de Leche Materna
Sirven básicamente para el mismo propósito que los protectores (para recoger el goteo de leche entre las tomas) pero son más rígidos y gruesos. Por lo tanto, estimulan tus tetas constantemente, aunque si ya tenés almacenada mucha leche, mejor evitá su uso, ya que solo aumentarán la producción de leche y la congestión en los pechos. Tampoco son recomendables si sufrís de grietas en los pezones porque tenés que mantener el área afectada lo más seca posible.
Sin embargo, ofrecen dos ventajas: para las mujeres con pezones hipersensibles, evitan el contacto directo entre el pezón y el sujetador o protector de lactancia. En segundo lugar, pueden ser empleados por las mujeres con pezones malformados o planos para ayudar a la formación del pezón; en este caso, deben ser usados durante las últimas etapas del embarazo. Pregúntale a tu ginecólogo sobre el tema.
Ropa cómoda para ti
¡La lactancia materna también tiene su estilo! No hay necesidad de desterrar tus tops favoritos de tu armario sólo porque estás amamantando (ellos esperarán hasta que puedas usarlos de nuevo).
Al principio, seguramente estarás buscando la solución más práctica y querrás las camisetas diseñadas especialmente para este propósito, aquellas que se abren en el pecho (porque sin duda tienen sus ventajas). Después, podrías considerar pasar a las camisas que se desabrochan (especialmente prácticas para la lactancia en público sin exponer tu estómago). En términos generales, elegí ropa cómoda que sea fácil de lavar y suave al tacto.
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