Inicio de una historia a tres bandas
Soñábamos con este bebe. Ahora que está aquí estamos encantados, pero nuestra vida de pareja se ha trastornado por completo. ¿Cómo podemos hacer la transición de una vida de pareja sin hijos a la de padres sin olvidarnos de nosotros mismos?
Soñábamos con este bebe. Ahora que está aquí estamos encantados, pero nuestra vida de pareja se ha trastornado por completo. ¿Cómo podemos hacer la transición de una vida de pareja sin hijos a la de padres sin olvidarnos de nosotros mismos?
No nacemos padres, nos hacemos padres. Y este oficio a tiempo completo es el único que no se enseña. En efecto, al convertirnos en madre o padre descubrimos una nueva función. La relación de pareja se redefine; las prioridades cambian y los deseos también.
¡Gran revolución!
Un recién nacido en casa te cambia la vida. No sólo porque hay que tener provisiones de pañales o levantarse a media noche para darle de comer. La llegada de un bebé también despierta en ti sentimientos que no conocías, una sensibilidad que ignorabas. La única manera de saber cuál es la magnitud de este gran cambio es viviéndolo.
El papá también vive este cambio radical, aunque se le deje un poco de lado durante las primeras semanas, y tú puedes ayudarle a encontrar su nuevo rol como padre. Para ello, es fundamental transformar la relación de fusión con tu niño en una auténtica relación a tres bandas: tú, papá y el bebé. Si necesitas algunos consejos, no dudes en leer la sección dedicada a los papás.
Cuando te conviertes en madre o padre se plantean muchas preguntas: ¿Estaré a la altura? ¿Querré a mi hijo? ¿Existe el instinto maternal? ¿Y el paternal? Son preguntas legítimas, aunque basta a menudo con mirar al bebé para saber la respuesta: en realidad, es él quien nos enseña a ser padres.
Una auténtica complementariedad
Un bebé se hace entre dos, y para criarlo también es mejor hacerlo entre dos. La imagen del padre de familia que gobernaba la familia con mano de hierro sin cambiar un pañal ya forma parte del pasado. Los roles están (y deben estar) mejor repartidos. Además, la mayoría de los papás participan de buena manera en los cuidados del bebé.
Es cuestión, por lo tanto, de practicar la complementariedad, de apoyarse el uno en el otro. Por ejemplo, establezcan turnos para levantarse durante la noche. Cuando uno esté cansado, que el otro tome el relevo para cambiar al bebé o bañarlo. Así es como se va consolidando día a día la relación a tres bandas.
¿Y qué pasa con la relación de pareja?
Cuando nace el bebé, es normal centrarse en él y olvidarse un poco de la pareja, aunque es importante saber superar esta fase. La vida de pareja ya no volverá a ser igual. Entonces, ¿por qué no aprovechar para reinventarla?
Es evidente que los dos están menos disponibles, pero todo es posible cuando realmente se tiene la voluntad de conseguirlo. Aprovechen todas las pequeñas ocasiones para hacerse masajes o compartir juegos sensuales. Cuando el bebé se duerme por fin, nada mejor para relajarse que un baño con tu pareja. ¿Ya no salís por la noche? No tiene importancia: organicen en casa una cena romántica y una velada tranquila... y juguetona.
No duden tampoco en recurrir a los nuevos abuelos: estarán encantados de quedarse con el bebé mientras salís por la noche.
Manuel, papá de Enrique
"Antes de que mi mujer quedara embarazada, tenía la costumbre de regalarle ropa interior. Durante el embarazo lo seguí haciendo y desde que nació Enrique, sigo igual. Para mí sigue siendo guapa y deseable y quiero que lo sepa."
Alicia, mamá de Laura
El mejor consejo que me ha dado mi madre es este: "Sé mamá pero no te olvides de ser mujer. Ir a la peluquería o al esteticista, hacer yoga, salir de compras… En la medida de lo posible, debes seguir haciendo todo lo que te gustaba hacer antes de que naciera tu hija."
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